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Emigrantes

El viernes pasado tuve la dicha de hablar sobre Maruja Mallo en el Centro Galicia.

Maruja Mallo, Cabeza de mujer, 1941.

Qué maravillosa Mallo. Activa en Buenos Aires entre 1937 y 1962, pintó, expuso y escribió en esta ciudad. Y, mientras ingresaba sus datos en la Base, me di cuenta de que su condición de mujer emigrante no estaba destacada. Por eso, en honor a Maruja Mallo y a todas las mujeres que se mueven por el mapa, inauguré una nueva etiqueta: “Emigrante”.

Más etiquetas…

La Base de datos, que estará disponible en algunas semanas en su primera versión, tiene un nuevo tipo de etiquetas: las historiográficas. Entiendo que es una decisión tan virtuosa como difícil, pero puedo explicarlo. Siento que estoy haciendo heroico, como la esposa de Asdrúbal, antes de degollar a sus hijos y tirarse hacia las ruinas de un templo en llamas, claro.


Ercole de’ Roberti, La esposa de Asdrúbal y sus hijos, 1490/1493.

 Quiero explicar un poco mejor este nuevo elemento y sus alcances. Parte de los fundamentos de mi tema de investigación actual (mujeres artistas en las décadas de 1920 y 1930) pasa por el cuestionamiento a los modos de inscripción de estas mujeres en la literatura canónica, algo que comencé a hacer para mi tesis (ahora Trazos invisibles). Me había parecido que las peor paradas eran las artistas de fines del siglo XIX, pero las de las décadas de 1920 y 1930 tampoco fueron reconocidas… Y, sí, estoy usando un eufemismo.


Mi estante de historias generales.

Por ahora voy a considerar algunos libros fundamentales, cuya selección tengo que pensar detalladamente. Por supuesto, aquellos textos que trabajé en Trazos invisibles y que me han brindado elementos para evaluar el peso asignado a las mujeres como creadoras culturales. ¿Vale la pena incorporar algunos textos más recientes? Voy pensando estos temas mientras sigo cargando datos, terminando textos y retocando programas…


Jean-Honoré Fragonard, Joven leyendo, 1770.

CSV

Y finalmente lo entendí: valores separados por comas. Es allí donde radica la factibilidad del ingreso de datos de tantas, tantas artistas, en un período de dos décadas.

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Me moví de etapa, para que mi investigación actual se vea beneficiada por el encanto de Omeka. Me moví de sistema, intentando usar los CSV para agilizar el proyecto. Por ahora, en unos meses de trabajo, tengo datos listos para subir de más de doscientas artistas. Presenté mis avances en las jornadas de humanidades digitales, donde fue muy bien recibido (hacía mucho que no notaba tanto interés en un congreso).

Con esta carga de datos surge la antigua pregunta, actualizada por la charla con mis estudiantes de TAREA el año pasado: ¿debo hacer pública o no esta investigación, en esta fase inicial? El problema, lejos de ser parte de la paranoia propia de la pesquisa, atañe a la propia naturaleza de las humanidades digitales, cuya difusión aspira a ser muchísimo mayor que la de un artículo publicado en unas oscuras actas o la de una revista impresa cuya tirada total fue de tres ejemplares.

Que quede claro: la respuesta es que sí. Esta investigación contó con financiación pública. Y allí debe volver.

Clases (o cómo seguir amando la docencia)

Me encuentro en una encrucijada. Mi bello proyecto de humanidades digitales avanza lentamente. Muy lentamente, es indudable.

En el medio, tengo que afrontar grandes responsabilidades docentes. No lo pongo en términos pomposos. Creo honestamente que dar clases es una enorme responsabilidad.

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Este semestre estoy cumpliendo uno de mis sueños: junto a una gran docente e investigadora hemos iniciado una materia de grado dedicada a la reflexión en torno al género, la literatura y el arte. Cada clase es un bello desafío, un momento en que me enfrento a un grupo de estudiantes tan curiosas como brillantes.

En el medio… mi proyecto de humanidades digitales. Se viene el congreso de la Asociación Argentina de Humanidades Digitales  y no sé si tengo avances que presentar.

Las humanidades digitales, TAREA y mi base de datos

Para la clase del Taller de tesis que dictaré mañana en TAREA me propuse hacer una introducción a las humanidades digitales. Ha sido una tarea ardua, revisando apuntes y tratando de entender qué puede ser útil o relevante para mis estudiantes.

Parté del menú...

El menú es simple, pero sabroso. Incluí herramientas de organización del trabajo y herramientas de presentación de resultados de trabajo. Veremos si lo hallan interesante.

Como siempre, Omeka, mi bella obsesión, será el plato principal. En medio de los reajustes que estoy haciendo a mi bello proyecto de humanidades digitales, ahora en versión CSV, me propuse instalar nuevamente Omeka en cuartopropio.net. Seguimos en camino.

Mi bello proyecto de humanidades digitales…

Llegada a este punto, con clases varias veces por semana y plazos vencidos a diario, me pregunto cuál será el futuro de mi bello proyecto de humanidades digitales. No veo posible, por el momento, dedicarme a la base en el período que inicialmente imaginé. Pero acabo de renovar el mantenimiento de cuartopropio.net, con la extraordinaria gente de Reclaim Hosting, de modo que algo se me va a ocurrir.

¡Omeka!

Tal vez mi post previo haya sido demasiado apresurado. Tal vez yo no soy aún una chica muy moderna.

La semana pasada gasté mis energías en planear (una vez más) mi proyecto de humanidades digitales. Pero mis modelos predilectos, entre ellos el fantástico Transatlantic Encounters, no son tan rígidos como los temas que Omeka ofrece. Además, tienen plug-ins que simplemente no están en la versión que Reclaim Hosting ofrece. Allí comprendí. Tenía que instalar Omeka del modo difícil (creo) para permitir (me parece) incluir nuevos plug-ins. Lo hice, entre momentos de zozobra.

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Está decidido. Este proyecto de humanidades digitales tiene que incluir una familiarización extrema con Omeka. De eso depende su flexibilidad y su atractivo.

En otras noticias, logré descifrar cómo hacer que Omeka aparezca en la lengua de Cervantes. Es un alivio. De otro modo, era un cocoliche de lo más raro. Un pequeño paso, sin duda. Pero muy importante.