Archivo del mes: mayo 2018

Ética y política

Ayer subí un pequeño comentario a Facebook. En cuestión de horas había sido comentado, compartido y valorado.

El post en cuestión.

En él me refería a una rara virtud del nuevo libro de Andrea Giunta: el reconocimiento permanente a quienes han transitado caminos de investigación paralelos. Lo que debería ser una práctica estándar se ha convertido en una cualidad a destacar.

En el trabajo de Andrea Giunta resuenan y se resignifican los aportes de otras investigadoras. Hay una ética en este reconocimiento, pero también hay una política de la investigación: genéricamente erudita, pero específicamente feminista. La mayor parte de las citadas y justipreciadas somos mujeres.

Contrastaba mentalmente las páginas y páginas de bibliografía de Feminismo y arte con una tesis doctoral sobre arte latinoamericano de fines del siglo XIX escrita en el contexto de una universidad francesa. Tuve oportunidad de ojearla hace algunos días: me encontré con contenidos apropiados, con invisibilizaciones evidentes y con injustos silencios. Una artista de la que poco y nada se sabía hasta la publicación de mi libro Trazos invisibles es presentada con total naturalidad, omitiendo que su redescubrimiento fue fruto de un larguísimo trabajo de pesquisa, financiado por el CONICET.

Nada de estos esfuerzos, individuales y colectivos, es reconocido. Será aprobada con un “muy bien, 10”. La tensión centro-periferia se expresa con crueldad y dureza en el modo en que las investigaciones sobre arte latinoamericano producidas en América Latina son frecuentemente soslayadas por los “centros”. A esto se suma la tendencia, constatada en diversos estudios, de citar con mayor frecuencia a los varones.

“Feminism: we need to cite each other into existence” decía Sara Ahmed hace un tiempo. ¿Lo hacemos?

Mejor dicho.